Juanita Ludueña: once veces mamá
Dolorense, nacida y criada en el barrio de calles San
Martín y Melgar. De 9 hermanos era la séptima. Se casó a los 19 con Héctor
Lencinas y tuvieron 11 hijos. Llevan 47 años de casados, viviendo en familia y
disfrutando de hijos y nietos que no dejan de visitarlos. El día de la madre
para juanita es cada día.
¿Pensó alguna vez de chica tener tantos hijos?
Nunca soñé ni me imaginé tener 11 chicos. Siempre
esperé poder encontrar una buena persona para formar una familia y lo encontré,
gracias a él hemos podido formar esta familia. Nos conocimos a los 18 años,
anduvimos 6 meses de novio y nos casamos enseguida. Y acá estamos, con 47 años
de casados.
¿Cuándo llegó el primer bebé?
A los 19 nació el primer hijo, un varón, y el segundo
al año siguiente. A mi me habían tocado mis dos hermanos más chicos y además
cuando era chica cuidaba bebés. Pero una nunca está preparada del todo para ser
madre por primera vez. Pienso que fuí una privilegiada a la que Dios eligió
para ser madre y que he cumplido con errores y virtudes. Estaba preparada para
cuidar bebés, pero cuando llegó el bebé mío no estaba tan preparada, es
distinto, llora y no sabés por qué, había que cambiar pañales -en esos años no
había descartables-. Y además cumplía con todas las tareas de la casa mientras
mi marido iba al trabajo. Se hacía difícil, pero nunca imposible.
¿Con el segundo ya tenían mayor experiencia?
No cometimos algunos errores que sí habíamos cometido
con el primero, al que se le consentía todo. Al segundo se le pusieron algunos
límites. Pero fue hermoso. Todos fueron hermosos. Los dos primeros son varones,
las dos que siguen mujeres. Y después vinieron mezclados, un varón, una nena,
un varón, una nena…
¿Y cómo llegaron los demás?
Pasa que mi esposo Héctor es igual que yo. Cuando ya
empezaban a caminar extrañábamos no tener un bebé en el moisés. Yo colocaba el
moisés sobre el ropero. Y cuando empezábamos a extrañar un bebé bajábamos el
moisés. Tuvimos la dicha de que nuestros hijos jamás nos reprocharon haber
tenido tantos hijos. Estaban siempre contentos con sus hermanos nuevos, los
esperaban con un ansia que no se podía creer ni explicar.
¿Se complicaba la economía?
A pesar de tener algunas dificultades como familia
humilde pudimos salir siempre adelante. Y eso que yo nunca trabajé para afuera
una vez casada. Trabajé siempre para la casa. Además cuando me hacía falta una
cosa y no tenía dinero para comprarla, me las ingeniaba para hacerla. Una vez
me invitaron de la Municipalidad y expliqué cómo hacía con algunas cosas cuando
no tenía dinero. Por ejemplo cuando me faltaba una carpeta iba a la tienda y
pedía una caja de zapatos, de botas, la cortaba, la forraba, le ponía su
etiqueta. Y todos iban a la escuela con sus cosas necesarias.
¿Los pudo disfrutar?
Los disfruté al máximo, por el hecho de haber
trabajado y estado siempre en la casa. Y mi esposo los disfrutó igual. Llegaba
un domingo después de comer y él decía “vámonos de pic nic”; y los chicos
enloquecidos, uno agarraba el agua, otro galletitas, dejábamos en la cocina
todo como estaba y salíamos. Porque hay que disfrutar el momento. Tenemos que
disfrutar el hoy porque mañana no sabemos lo que puede pasar. Yo lo he
disfrutado a pleno, y lo sigo disfrutando.
¿Cuándo llegó la última?
A los 40 años, ahora ya tiene 26. Y el más grande 47.
La primera época fue hermosa como la última, pero se podían poner más límites
en algunas cosas. Ahora es distinto, los más grandes me preguntan por qué a
ellos no les permitía algunas cosas y a los más chicos sí. Pero no podía remar
contra la corriente porque las épocas no te lo permiten. Pero siempre con
límites, uno comete errores al igual que los hijos. Pero así es la vida. Todos
tienen distintos gustos y caracteres. A uno le gusta una música, a otro u otra,
a otra pintar o dibujar. Pero siempre unidos. Cuando le pasa algo a un hermano
ellos ya están de pleno sobre él, nunca dejan un hermano a la deriva, eso es
algo muy lindo. Tienen sus diferencias pero cuando uno necesita están todos. Y
con las nueras y los yernos me llevo muy bien también. Pesar de que hay
uno que me dice “la bruja”, pero con cariño (risas).
¿Siempre en el barrio?
Todos los chicos nacieron acá. Yo cuando me casé me
mudé acá, a dos cuadras de la casa de mi papá. Los vecinos son buenísimos, no
tenemos problemas ni drama con ninguno, las puertas siempre están abiertas para
lo que se necesite.
¿Cómo es el Día de la Madre para Ud.?
Es como todos los días. Porque mis hijos no esperan
para este día, están siempre presentes, me cuidan y siempre vienen. Pero igual
es un día gratificante donde hay muchas emociones, ellos se emocionan más que
yo. Y nos reunimos, siempre nos reunimos. Somos una familia unida que todos los
domingos, llueva o truene, nos juntamos. Y también Héctor. No hubiera podido formar
una familia sin alguien como el, porque es excelente padre, excelente marido,
excelente persona. Siempre me apoyó en todo, a pesar de que él siempre dijo que
la mayor parte la he llevado yo. Yo tuve la suerte de poder quedarme en casa y
disfrutar de todos los chicos. Hemos tenido de todo pero Dios siempre nos
sonrió y le doy las gracias por esta familia.
¿Y la crianza de las nenas fue como la de los
varones?
La gente siempre dice que al varón no hay que
cuidarlo tanto, que es distinto a la mujer. Pero yo cuidé a los dos por igual.
Tenían libertad pero sus límites, para no dejarlos a la deriva. Pero siempre un
poco más volcada a las hijas en el sentido de que vienen los novios, se ponen
rebeldes, se pelean, lloran. Siempre fui confidente. Si mis dos hombros
hablaran… los secretos que tienen. Y mis nueras y yernos son unos amores la
verdad. Yo no me meto en su vida, ellos tienen que vivir su experiencia. Yo
dejé mis padres para formar una familia y ellos se fueron a formar sus
familias. Tiene que volar, como los pajaritos.
Imagino que habrá muchos nietos.
Tengo 18 nietos y otro en camino. Son hermosos, los
nietos te cambian la vida. Y ahí sí que una no pone límites, y los hijos nos
retan. Pero son absorbentes porque saben donde hay amor, y se acercan. Y yo los
adoro a todos.
¿Qué mensaje quiere darles a todas las mamás en su
día?
Que sigan adelante y estén con sus hijos cuando más
lo necesiten, en las buenas y si se llegan a desviar, no los abandonen nunca.
Porque es como Dios dice sobre el rebaño, que hay que atraerlo. Nunca hay una
oveja negra en la familia. Como madre no lo vamos a ver así, porque son
nuestros hijos. En las buenas y en las malas como familia tenemos que estar con
ellos. Y los hijos van a estar siempre con nosotros. Nunca nos van a abandonar.
Publicado en “COMPROMISO” de Dolores el 22/oct/2012
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