Un año notable de actividad trebejística minoril ha resultado el 2024, gracias a la función docente de Gustavo Navarro en el municipio y varias entidades intermedias, lo que ha permitido llevar la práctica a sedes inéditas y lejanas entre sí como el Centro de Actividades Náuticas, el Pampas Rugby Club, el predio deportivo del Club Sarmiento o el Campo Familiar de Recreación Naytuel.
El Club de Ajedrez del Colegio Nacional, funcionando desde hace dos temporadas atrás, junto a la invitación al grupo que practicaba ajedrez en el Instituto Bertoni, a fines del año ppdo., fueron los plantines que regó el profesor para lograr un impulso importante en menores y juveniles, con logros plurales en La Costa e individuales con la participación en las finales de los Juegos Bonaerenses, y unos 60 aficionados “empujando maderitas”.
Quizás algunos de ellos puedan mejorar su nivel con estudio y dedicación para encaramarse en los ámbitos nacionales, aunque la sola práctica les permitiría mejorar en concentración, convivencia deportiva, solidaridad, amistades y rendimiento escolar. Se cumple así con creces nuestro deseo cuando editorializamos con un “Falta trabajo en la niñez y en la juventud”, allá por el 29/06/2018.
Pero estos jóvenes tendrían un techo si quedan encerrados en el juego amistoso y no se les posibilitara enfrentar a jugadores experimentados y superiores, para así ir trepando la escalera del conocimiento. Y ellos no están viendo ejemplos que les permitan tener posibilidades ciertas de mejoría cotejando en certámenes con tableristas locales curtidos en batallas, teniendo así el aliciente de conseguir –de a poco- resultados positivos o al menos ejemplos de partidas frente a ellos de donde pulir los propios errores.
Todas las competencias que se han realizado han sido reservadas para encuentros entre menores o juveniles, sin posibilidad de sumar otros más curtidos que sirvieran de vallas a superar. Habría que pensar si no se podrían realizar las competencias permitiendo la inscripción de los mayores aún cuando ellos no aspiraran a los premios que estarían reservados a los noveles.
Entendemos que ha habido serias fallas en los organizadores que han carecido de capacidad de hacer de imán con el grupo mayor, distanciándose de quienes hicieran mucho bien a la práctica y de los cuales supieron abrevar ellos mismos; o bien han sido los propios aficionados que, desde la pandemia, han perdido la habitualidad de juntarse en algún club o en una confitería, como bien se hiciera otrora, para luego, al sumarse un buen lote, verse en la necesidad natural de realizar torneos de blitz o bien a un ritmo más meditado, reactivando un Círculo u otra entidad rectora del juego ciencia local. La actividad de los veteranos, al menos en lo que pudieran vislumbrar y apreciar los muchachos, es nula; algunos se dedican al juego on line y habrá afortunados que gusten enfrentar a algún congénere, pero tras los muros, ya que públicamente no se los ve.
Y para que se aprecie que estamos escribiendo con fundamentos, podemos señalarles claros y contundentes ejemplos:
1) Al no existir entidad rectora ni haber tomado las riendas un club o el propio ente municipal, no se realiza un Torneo Mayor o Campeonato Dolorense desde noviembre-diciembre/1990 (hace 34 años!).
2) Quizás los cambios de ritmo de juego, imitando a la generalidad nacional o mundial, en un intento de lograr un atractivo visual o un seguimiento virtual acorde a los tiempos, han provocado en nuestro reducido medio que las últimas justas disputadas con una meditación superior a una hora por partida para cada combatiente hayan sido efectivizadas hace 30 temporadas (agosto-setiembre/1992, Torneo Preparación Semirrápido), cuando una descripción habitual y adecuada de los ajedrecistas para el público en general sea en una actividad de pensador, en enfrentamientos de mucha profundización y reflexión. Debe tenerse en cuenta que, para aspirar a tener éxito puertas afuera, los noveles se encontrarán con inevitables torneos pensados, que aquí no ha habido, por lo cual no se hallarán debidamente preparados para afrontar esos desafíos.
3) En lo que se refiere a simples
competencias entre dolorenses en una realización
abierta a cualquier edad, sean mayores o menores, sin discriminar categorías ni
niveles, debemos remontarnos a diciembre de 2017, cuando se jugó un Blitz en el
Club Independiente.
4) O simplemente torneos en Dolores a cualquier ritmo de
juego abiertos a menores, mayores o foráneos... a ver, déjenme pensar....
el último fue el 100º Aniversario del
Colegio de Abogados Departamental, en agosto de 2018. Ya han transcurrido más
de seis años de aquel.
5) Mientras tanto, sí se han realizado innumerables competencias a muy variados ritmos, pensados o rápidos, individuales, cerrados, abiertos o por equipos, en toda la zona, región, provincia, capital o nación, en las cuales se han habituado a jugar nuestros maestros al no encontrar posibilidades en nuestra localidad; Buenos Aires, Mar del Plata, La Costa, Gral. Madariaga, Castelli, Chascomús, Tandil, etc. etc., han sido testigos.
Podemos entonces volver a recalcar nuestras elogiosas palabras del inicio en lo que hace a la vorágine de actividad juvenil peeeeeeeero..., no debemos por ello olvidar el notable entumecimiento y olvido de ofrecer “algo” a quienes tanta actividad y nivel regional brindaron a Dolores. Los niños debieran ver y aprovechar de los verdaderos “maestros dolorenses”, observarlos jugar y poder cotejar con ellos; recordemos que todavía están con nosotros para ello Héctor Lencinas, Pablo Siccardi, Marino Cid, Gerardo Celasco, Hugo Ferreyra, Gustavo Navarro y Nicolás Taylor, mencionando sólo a un puñado. Deberá hallarse la forma para atraerlos y abrevar los brotes con las raíces.