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viernes, 23 de septiembre de 2016

Las "Olimpíadas" Ajedrecísticas, un racconto



Analizando un poco lo actuado en las llamadas “Olimpíadas Ajedrecísticas” (más propio sería decirles Juegos Olímpicos Ajedrecísticos, y mucho más : Torneo Mundial por equipos), vemos que áun cuando mucho se viene hablando sobre una supuesta ilegitimidad de la elección de los integrantes de los teams argentinos, la poca o nula federalización de los Campeonatos Argentinos, la dudosa conformación y dirección de la FADA, o aún de la FIDE, los componentes de los mismos han sido los mejores jugadores  desde el frío punto de vista de la clasificación mundial mediante el Sistema Elo, dejando a salvo las ausencias de Rubén Felgaer y Claudia Amura, quienes no habrían clasificado en los respectivos certámenes. Quiere decir esto que, aún cuando se proteste, grite, insulte, “ningunee” o lamente al respecto, esto es “lo que hay” en el juego ciencia argentino de la actualidad.

Hecho el proemio, vemos cada vez más claramente nuestro descenso en este tipo de torneos en el cual se nos viera brillar, sobre todo en la década de los 50’s. El equipo masculino salió 32°, hallándose preclasificado 26°, resultando el séptimo equipo de América, detrás de USA (1°), un sorprendente Perú (10°, aún sin Julio Granda, y en el que descolló Jorge Cori [8-0-2]), Canadá (11°, con gran actuación del ukranio-argentino y hoy canadiense, Antón Kovalyov en el segundo tablero, invicto con el 80% de los puntos [6-4-0]) , Paraguay (19° en memorable performance que sumó la reaparición de Zenón Franco Ocampos), Brazil (23°) y Cuba (con un alicaído 25°). Vemos que el equipo de la FADA jugó con los preclasificados 2, 3 y 16, que nos antecedían, pero también con los 48, 53, 56, 60 y 115, que eran, a priori, sumamente inferiores.


En lo individual estuvo flojo Fernando Peralta [0-4-4, Performance 2465], acusando poco entrenamiento o bajo nivel; un gran resultado obtuvo Sandro Mareco [6-4-1, Perf. 2739] quien fue el octavo 2° tablero de la justa; Federico Pérez Ponsa, algo desparejo [4-3-2, Perf. 2608]; Diego Flores [3-2-3, Perf. 2515], de mayor a menor hasta ser excluído en las dos últimas fechas, y el debutante Alan Pichot [3-5-0, Perf. 2593, 10° entre sus compañeros de tablero], manteniéndose invicto pero con muchos empates.
Las damas ocuparon la 36ª colocación final, hallándose también 26° en la preclasificación.  Pienso que ellas merecieron algo más, habiéndose topado con los teams 4, 9, 10, 13 ,17, 20 y 27, lográndose un 50% de los puntos. Ellas fueron las sextas en América, detrás de USA (6ª), Cuba (18), Ecuador (27), Perú (28) y Colombia (33).
En el primer tablero Carolina Luján (3-6-1, Performance 2406) fue la 18ª en ese lugar de juego; Marisa Zuriel sufrió en el segundo (1-5-4, Perf. 2147); una batalladora María Florencia Fernández (5-1-4; Perf 2219); la campeona Ayelén Martínez (6-1-2, Perf. 2282) se ubicó 15ª entre las cuarto tablero y Denise Carraro (3-1-1), con pocas oportunidades.

Gran victoria de USA entre los hombres, aún cuando era la favorita de la aficción occidental, acompañada en el podio por los lógicos Ukrania y Russia. Muy bien Noruega, empujada por Carlsen, Turquía, Perú, Irán, Grecia y Paraguay. Decepcionaron los locales de Azerbaijan, quizás China, quien partía como 3ª y finalizó 13ª, Cuba, República Checa, España y Holanda.
Entre ellas, victoria de China, buen segundo lugar para Polonia, con Ukrania tercera. Vietnam, Azerbaidjan, Israel, Serbia y Francia se treparon con alguna sorpresa. Algo más flojo lo de Georgia, Bulgaria y Hungría.

El marplatense-andorrano, MF Raúl García Paolicchi fue de menor a mayor (3-2-5) en su 17ª presencia, encontrándose 8° entre los más activos de la historia ya citamos a Antón Kovalyov, quien se hizo acreedor a la medalla de plata en su tablero, con una performance de 2852, una gran pérdida para nuestro ajedrez, quien no supo brindarle las oportunidades que se merecía el prodigio ucraniano; el debutante Luis Rodi Maletich, quien viviera y representara a nuestro país en variadas pruebas, no lució para Uruguay (2-2-4) y tampoco lo hizo la tucumana-francesa-monegasca Julia de Valle Lebel-Arias (2-16) en la competencia femenina.

En el numeral histórico vemos que Mareco ha ascendido en los rankings con su 65% de rendimiento global y sus pocas derrotas, sólo 3 en 30 encuentros que ha disputado. Entre las chicas Luján, Amura y Zuriel lucen entre las cuatro más activas, y las dos primeras se encuentran entre los cinco mejores porcentajes históricos, formación que es liderada ahora por Ayelén Martínez con 63,89%, gracias a sus victorias ( 10 sobre 18 partidas en tres juegos olímpicos).

El filipino Eugenio Torre se sigue afirmando como el más activo, con su 23ª olimpíada (jugó entre las de 1970 y 2016, faltando sólo en 2008), y lo logró con una descollante performance de 2836 en el tercer tablero (10-0-1); es seguido por los retirados Lajos Portisch (Hungría, 20) y Heikii Westerinen (Finlandia, 19) y los aún activos Lubomir Ftacnick (hoy Eslovakia) y Colin McNab (Escocia), ambos con 18.

También se ha criticado a los torneos por equipos tildándolos de antinaturales en una disciplina esencialmente individual. En lo personal debo señalar que siempre me han deleitado seguirlos y verlos, que me ha gustado jugarlos, sintiéndome muy cómodo en ellos y que –justamente en una actividad de pensamiento solitario- sirve para sociabilizar y solidarizarse con los compañeros de team y entender a los propios adversarios. En lo que sí disiento es en el actual sistema de juego, el suizo, creyendo que, en justicia, debiera volverse a los round-robin, pero las realidades económicas nos han llevado por esos lares. Y fundamentalmente, no me gusta el sistema de puntuación por match ganado (2 puntos), match empatado (1 punto), sin tener en cuenta los resultados individuales más que para algún sistema de desempate; creo que ello favorece a la especulación en las partidas y al no tratar de empujar el resultado de cada una de ellas a lo que indica la posición del tablero, cediendo empates cuando el resultado global –y el capitán- así lo indica. Ello aprieta aún más las posiciones de un sistema suizo, por lo cual se depende muy exageradamente de los guarismos de los desempates automáticos, embarrando aún más la situación.

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