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lunes, 19 de diciembre de 2016

Las anécdotas de Suarito


Reportaje publicado en "Compromiso" el 12 de agosto de 2005

Osvaldo César Suárez es una suerte de figura emblemática del ajedrez dolorense. Comenzó a jugar en primera categoría en la década del 50, siendo considerado campeón local en las del 60/70, cuando defendió con éxito su título frente a Arturo Héctor Lencinas. Verdadero motor del juego ciencia, fue organizador de la mayoría de las competencias de la época, gozando de un sinnúmero de anécdotas en su prolongado paso por el tablero. Ha sido un fuerte jugador, agresivo y vistoso.

" Comencé a jugar en el Distrito Militar y con el contacto que hice con los jugadores de primera categoría locales. Luego hice un curso por correspondencia con Miguel Najdorf. Yo he enfrentado y les he ganado, a todos los campeones locales : Guerbi, Elías, Lorenzo, Giotta hijo, Lencinas, Heredia Vidal, Celasco. Jugué muchos Abiertos Internacionales en Mar del Plata con resultados destacados, le gané al Dr. Carlos Bulcourf y a Mauricio Vasallo, jugadores de primera categoría del Club Argentino, empaté con Gerardo Barbero quien pronto sería Gran Maestro, también con el maestro Claudio Amado en General Madariaga; me he enfrentado con Rubinetti, Vasta, Reinhardt, Trincado, Restifa, Biagi, Gorisnic, Claudia Amura... Disfruté mucho en los Torneos regionales por equipos cuando viajábamos por toda la zona, departiendo con los colegas de Gral. Madariaga, Balcarce, Ayacucho, La Costa, Chascomús, Gral. Belgrano, Las Flores, Monte, e incluso organizamos varios en nuestra ciudad en 1968, 1969 y 1980, año éste en que se produjo el `triángulo de las Bermudas´ en una partida mía, cuando desapareció `misteriosamente´ un peoncito de mi rival, quien se quedó pensando y pensando, hasta que me preguntó si no se habría caído... y ahí le contesté `__No sé, querido, si a vos te parece ponelo. Apenas puedo cuidar de mis piecitas, lo voy a hacer con las tuyas...´.

Mi gran rival en el tablero fue Héctor Lencinas con quien debo haber jugado cerca de 50 partidas, luego fueron muy fuertes y destacados Pablito Siccardi y Manuel Heredia Vidal. Siempre rememoro que cotejé con Bobby Fischer en una sesión de simultáneas fuera de Dolores en 1971, y cuando me estaba devorando todo, me tiré un lance para darle mate y el tipo llega a mi tablero, lo mira, me mira, se sonríe, y juega la correcta con lo cual abandono. ¡Soy el único que hizo sonreir al loco Fischer! Hice muchos amigos en el ajedrez y recuerdo con especial afecto al Dr. Daniel Francisco Cambet, con quien compartíamos innumerables tardes de ping-pong en el Club Social... Indudablemente el ajedrez ocupó un papel muy importante en mis momentos libres"

Inspiración artística
Por Sergio Javier Arambel

En el Regional por equipos jugado en 1969 en nuestra ciudad, Osvaldo Suárez enfrentaba con negras al avezado jugador olavarriense de origen alemán Kurt Held. En un momento del medio juego Osvaldito maniobra hábilmente con su caballo: 13… Cd7-b6, luego prosigue 14…. Cc8, 15… Ce7 y 16… Cg6 con la aviesa intención de ubicarlo en f4. Kurt Held responde entonces 17. g3 cubriendo naturalmente el ingreso del brioso y desbocado corcel y allí, su pintoresco rival comentó en voz alta –y seguramente de pié y apoyado en el respaldo de la silla, como acostumbraba a jugar- :

 _No, dizcúlpeme Don Kurtjél, pero… ¡¡ no ze me puede cortar la inspirazión de eza manera !!

Y jugó igual 17… Cf4?!!
Lógicamente que detrás de esa jocosa actitud había un filoso sacrificio de caballo que tuvo a maltraer a Held durante toda la partida... 

La sonrisa de Bobby

En ocasión de la visita de Robert James Fischer a la Argentina en 1971 para disputar con Tigran Petrosian el derecho a disputar el cetro mundial, se dedicó a brindar simultáneas en una gira por buena parte del país. En cada lugar había que reservar una plaza ya que todo aficionado quería tener la satisfacción de golpearse con "Bobby". Nuestro campeón, Osvaldo César Suárez, lo logró y partió raudo rumbo a Mar del Plata ( ¿ o General Madariaga ? ) para medirse con el norteamericano.-
Comenzó la sesión, y Bobby jugó 1.P4R en casi todos los tableros, con su consabida cara de póker y ninguna palabra, en su afán de ganar todo, hasta un match de bolitas.-
En la jugada 17, Osvaldito estaba totalmente perdido, y recibiría su merecido en pocas movidas; entonces allí se tiró uno de aquellos "lances" monumentales en los cuales solía atrapar a algún coterráneo en partidas ping-pong, con lo cual si el pobre Fischer, cansado de pensar y caminar, "picaba", Suárez recogía sus redes con un tiburón enganchado.-
Llegó el maestro a la mesa de Osvaldo, miró apenas la mesa, y de repente, en forma absolutamente inesperada, desplegó una de sus escasísimas sonrisas, rehusando la "carnada" y mirando a su adversario, quien respondió también sonriendo un poquito menos, manifestándole con su acento tordillense :
_Bueno querido, zi no coméz, entonces abandono. 

El triángulo de las Bermudas

En noviembre de 1980 se jugaba en Dolores un Torneo por equipos con intervención de representaciones del Club Atlético River Plate de Capital, La Plata, Mar del Plata, Tandil y el equipo local; en éste último jugaba "el campeón" Osvaldo César Suárez, también conocido como "Suarito".-
En la fecha en que Dolores enfrentaba al fuerte equipo de River Plate, Suarito enfrentaba en el 4º tablero al jugador capitalino Alberto Fuentes. En cierto momento, mientras Suarito se paseaba mirando las distintas mesas, Fuentes empieza a pensar demasiado una jugada, piensa y repiensa, hasta que -pasada media hora- se levanta y habla con el capitán de su equipo, cruzan palabras y gestos, y , finalmente, se acerca a Suarito y le pregunta :
_¿Discúlpeme Suárez, pero yo no tenía un peón en la casilla tres torre rey?
Y la respuesta fue :
_No zé querido, ze abrá caído, zi voz decíz ponelo. ¿Cómo voy a cuidar tuz piezitas zi apenaz puedo cuidar las míaz?..
Ante semejante desaparición, desde entonces, el tablero donde jugaba Suarito era denominado "El triángulo de las Bermudas".
Y, aunque parezca mentira -o no tanto- fue precedida por una anécdota similar unos años antes en un Abierto Internacional de Mar del Plata, aunque en éste caso, el peón que faltaba era de las huestes de Suarito, y su ausencia le "abría la puerta" a la torre contra el enroque adversario...

Sugiero...


Cuando teníamos 13 años y recién empezábamos a trenzarnos en vibrantes pingpones con los mejores jugadores dolorenses, nos comían con facilidad todas las piezas; no obstante ello, mirábamos el reloj y seguíamos, muchas veces con el rey sólo, esperando que la caída de la aguja nos diera el dudoso honor de ganar una partida.
Osvaldo Suárez, cuando la ventaja ya era abismal sólo decía :
_Zugiero...
R1T...
Un comentario :
_Pobrezito, no puede mover; eze caballito eztá tullidito...
R1C...
_Zugiero, Carlitos...
R1T...
Otro comentario :
_No te hagáz golpear, querido; no te quiero malograr...
R1C…
_Zugiero...
Hasta que por fin nos rendíamos.

El reloj dopado

Se hallaban jugando una partida muy disputada "el campeón" Osvaldo César Suárez contra Esteban Siccardi quien solo muy de vez en cuando se inscribía a jugar un certamen.
En este caso el poco entrenado Siccardi llevaba ventaja y permanecía sumamente concentrado en su juego. "Suarito", apremiado, observó el reloj y dijo :
_Querido, vamoz a cambiar el reloj por uno mejor porque me pareze que ézte anda mal...
_...Bueno, si le parece, Osvaldo, metalé.
Puesto el nuevo reloj en hora, corren los minutos y las jugadas hasta que un "pato" le hace señas a Esteban, y allí este puede constatar que el reloj de Suárez funcionaba bien, pero el suyo cuando jugaba, lo apretaba y debía pensar el adversario, ¡también seguía funcionando!, es decir que todo lo que pensaba "Suarito" también se acumulaba en el reloj de Siccardi.
El escándalo llegó tarde ya que, una vez cambiado nuevamente el reloj, el tiempo consumido y los nervios llevaron a Esteban a perder la ventaja y caer derrotado, ante el siempre inimitable "campeón".

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