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martes, 10 de septiembre de 2019

Recordando a Federico Latuf, un grande.




Notable imagen tomada el 6 de febrero de 1941 en el Club Los XXV de Dolores, en ocasión de la sesión de simultáneas brindada por el maestro polaco Miguel Najdorf, donde podemos ver, de pié y de izquierda a derecha a: Alberto Latuf, Federico Latuf, Desiderio Gilabert, Angel Latuf, el niño Lucio Régulo Eyras y Urbano Eyras. Sentados observamos a Osmar Scheggia, Alejandro Mehl, Eduardo Natalio Giotta, Miguel Najdorf, César Enrique Quenard y Roberto Hagen.

El representante dolorense de fines de la década de los 30’s y principios de los 40’s, Federico Latuf es una mosca blanca en la historia del ajedrez vernáculo.
Nacido en 1921 y de origen humilde, junto a sus hermanos mayores Alberto y Angel aprendieron a mover las piezas mirando las partidas que publicaban los diarios, incluso descifrando la vieja anotación descriptiva. Su formación, pues, no tuvo más teoría y práctica que esa, ya que no se enfrentaba con Angel, el más amante de los trebejos junto a él. Primeramente, porque carecían de tablero y juego, que confeccionaron con una cartulina dibujada y unos carreteles de hilo en desuso de la tienda de sus padres.
De la niñez a la juventud fue la mudanza desde General Madariaga, la cuna natal, hacia nuestra localidad, donde concluyó el bachillerato.

Su debut fue azarozo ya que en 1938 cuabdo alguien le indicara que en los fondos de la oficina de Vialidad Provincial tenían un cuarto los aficionados al juego ciencia, allí se acercó, observando alguna partida. Al verlo interesado uno de los jugadores le invitó a cotejar con él, y Federico ganó dos partidas, las primeras que jugaba ante un tablero, viendo que varios “mirones” rodeaban la masa con cierta perplejidad. Luego se enteró que su rival había sido  Santos Guerbi, considerado como el campeón de Dolores.
Su carrera dolorense fue meteórica, y entre sus propias estadísticas y las nuestras podemos establecer que jugó con aficionados en el ámbito local y regional (Mar del Plata, Necochea, Miramar, Chascomús, Castelli, Ranchos, Lezama, Maipú), sólo unas 68 partidas pensadas, logrando el 87,5% de los puntos [58-3-7]. También supo intervenir en uno de los primeros certámenes por correspondencia junto a su hermano Angel, llegando a la final donde debían enfrentar al conocido maestro alemán-argentino Francisco (Franz) Benkö, a la cual debieron desistir  al mudarse a Córdoba y abandonar la práctica. Su dominio en la zona resulta notable, cuando no tuvo libros de estudio ni práctica suficiente.

Pero a ello debemos agregar que tuvo la suerte de enfrentar a varios maestros visitantes en sesiones de simultáneas que aquellos brindaran en Castelli y Dolores; allí, como cabría esperar, obtuvo victorias ante quienes fueran vencedores en los torneos superiores argentinos: Carlos Enrique Guimard, Aristide Gromer (Francia) y Jon Traian Iliesco (Rumano-Argentino), asimismo, obtuvo sendos empates ante el mismo Gromer e Isaías Pléci y en dos oportunidades ante Miguel Najdorf, figura consular del juego ciencia. Y si ello no bastare como para constatar el elevado genio de Federico, debemos agregar que venció en partidas blitz al referido Gromer, en ese entonces campéon francés, y al propio Najdorf, verdadero especialista en ese ritmo.

Sin embargo, las dificultades para estudiar en la zona y gracias a que su hermano Alberto les solventó sus gastos con el fruto de su labor, se vieron obligados a emigrar en familia hacia Córdoba capital, donde desarrollaron estudios, carreras y vidas (Federico fue Ingeniero y Profesor de Matemáticas durante más de 40 años). Pero abandonaron el ajedrez…

A pesar de su corta carrera (desde mayo de 1938 a mayo de 1941) siguió siempre amando los trebejos, guardando tablas, estadísticas, posiciones y más de 120 partidas (propias y de su hermano Angel) teniendo la amabilidad de hacerme llegar copia de las mismas. Incluso supo tener alguna computadora dedicada para probarse en el “vicio”.
Falleció en Córdoba el 16 de enero de 2010, tres años después de haber tenido el gusto de encontrarnos, luego de haber cruzado infinidad de cartas y unas cuantas partidas.


Más información puede hallarse en las subpáginas que oportunamente hemos publicado:


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