Hace ya trece años, cerrando una temporada inusualmente activa, se realizó un asado-cena-despedida del año, que fue coronado por un torneo ping-pong, en el cual invitados de gran jerarquía hicieron una broma de Santo Inocente al organizador, o algo así, permitiéndole hilvanar una victoria.
Y como resultados así no abundan, más aún en estas épocas, la recordamos con una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario