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lunes, 20 de diciembre de 2010

Un análisis de fin de año

Arribando al fin de la temporada bueno es arrimarnos a una suerte de análisis de la performance del juego ciencia local.

Poca ha sido la actividad propia de nuestra ciudad : El Trofeo Roberto Hagen en abril; una fecha del Circuito del Salado, en julio y el rápido de la Confitería Mingo’s jugado el sábado ppdo.; el resto de las actuaciones fueron en la región, motivadas en el referido circuito zonal, con más la intervención por equipos en el Playas de Necochea a comienzos de marzo.

Una nueva victoria del equipo en el Circuito no nos otorga derechos para seguir durmiendo sin actividad sensible, que aproveche a la juventud y, ¿por qué no? A los no tanto. La enseñanza escolar o municipal aún está muy verde y no se vislumbran los frutos, aún cuando ahí debiera hallarse el camino y el futuro.

Son pocas las manos que se ofrecen para organizar certámenes, pero el eco es muy escaso o bien nulo. Quizá el jugador no vea atractivos en las modalidades de juego que se les ofrece.

¿Por qué no organizar un Club de Ajedrez en Mingo’s, uno de los pocos lugares donde se juega?; y así “obligar” a noveles dirigentes a otorgar su aporte en trabajo a favor del juego. Quizá allí, a partir de la organización de una temporada plena, pudiera lograrse la llegada de algún maestro que les enseñe o refresque a a los jugadores locales superiores los conceptos estratégicos, que tanto están faltando. Los finales que encierran dificultades, la búsqueda de las rutas inteligentes para la consecución de una buena partida.

Se ha hablado de cierta iniciativa de una entidad intermedia a favor de nuestra disciplina; pensamos que un decidido apoyo para solventar gastos, por ejemplo, de un team extra a jugar en el Playas de Necochea, de principios de marzo sería un paso interesante. Más aún pensando que un equipo, digamos “S” conformado por Taylor, Lencinas, Tormey, Galay y Daniel Márquez estaría conformado por socios de dicha institución. Aun así, creemos que Taylor debiera necesariamente conformar el equipo “A”.

Coincidimos con veteranos jugadores de la región que se está jugando un ajedrez sensiblemente inferior al de hace 30 años, y quizás también al de 60 o 70; de otra manera no se explica por qué aún luchan cerca de la punta de la tabla individual del Circuito septuagenarios como Alberto Artiguet y Héctor Lencinas, y muy a pesar de que los torneos se juegan a un ritmo rápido en el cual debieran descollar las mentes más frescas regadas por la juventud. Y no son sólo ellos, Siccardi, Cerimele, Celasco, De la Canal, Mouján, Celada, Fontana, Baraglia, Bilbao, son todos ellos exponentes de primera línea de tiempos idos que, sin embargo, aún disputan por premios, y muchas veces se los han llevado. Sólo el florense Miranda es la juventud que surge, Navarro, Esquivel, Taus, Taylor, Barragán, Tocci, Ferreyra ya han dejado de ser niños, y la única escuela que pareciera dejar entrever a nuevas figuras es, lógicamente, Las Flores, gracias al tesón y el apoyo de Mario Orlando, y así van apareciendo los Álvarez, Martínez, etc. prendidos en varios certámenes con menos de 16 años.

Un gran enemigo de una pretendida elevación de nivel ajedrecístico en la zona la ha traído la aceleración de los sistemas de juego, con sus pro y sus contras manifestados por la afición. Los torneos se realizan en uno o dos días, se consigue así un mayor apoyo de aficionados y una atracción constante, pero, no se lleva registro de las partidas, salvo contadas excepciones, no se suspenden , no se estudian, los jugadores casi no saben aperturas ni finales ya que reducen todo a golpes tácticos en el medio juego y una buena vista en el pingo pong final. Los dolorenses no concurren a torneos en las metrópolis donde puedan enfrentar a jugadores superiores y así probarse y aprender; los torneos largos exigen hospedaje, alimentación, viajes, o sea dinero. Y así el ajedrez del interior se opaca.

En lo individual de los dolorenses vemos que Pablo Siccardi ha sido el mejor : primer tablero en Necochea, aún con una actuación inferior a la de otros años; aparición en el Circuito de la Cuenca ganando tres torneos y arañando el premio final, No jugó torneos en Capital, lugar “donde se cuece el guiso”, como en otras temporadas, a pesar de haber sido su velada intención. Ha mostrado como siempre, una gran preparación teórica, aunque poco variada, una poco hallada visión estratégica, perfecta concentración e inmejorable juego rápido. El ha sido y aún es un jugador con aspiraciones a título internacional, pero sus ocupaciones no le han otorgado la posibilidad de jugar un torneo rankeado, aún de ésos que se juegan en la zona, para así aspirar a una norma y elevar sus casi 2100 puntos de Sistema Nacional. Su actuación en el Abierto de Chascomús fue impecable y la logró jugando contra los nuevos “cucos”.

El surgimiento de Gustavo Navarro a los altos planos estuvo marcado por una dedicación intensiva y la confianza en sus fuerzas que le otorgaron los primeros éxitos. Es uno de los mejores de la región, gracias a un talento fundamentado en la capacidad táctica y su gran concentración. Habría que reforzar detalles en las aperturas, trabajando bien aquellas que queden cómodas para su estilo, variadas aun cuando no fueran demasiado profundas las líneas, pero que al arribar al medio juego lo muestre con comodidad para desarrollar sus mejores armas. No habría que desperdiciar torneos foráneos que le posibiliten visualizar otros horizontes y medir fuerzas con los buenos, es allí donde aprenderá; los recientes torneos de La Plata y Mar del Plata fueron oportunidades perdidas. Debe comprender que lo esencial es una formación integral para llevar adelante la cuesta de la vida, para lo cual debiera completar materias pendientes.

Nicolás Taylor es la aparición más novedosa de los últimos tiempos, y sin duda necesita un evidente refuerzo de conocimientos que complemente su evidente facilidad para jugar. Flojea en varios momentos de las aperturas y no podemos evaluarlo debidamente en finales –como a tantos- porque con éstos ritmos casi no hay posibilidad de jugarlos!, pero que sabe mover las maderitas, vaya que sí. Pensamos que le hace falta apoyo y tiempo como para ir a jugar un torneo superior, como el Playas de Necochea de la próxima temporada, por ejemplo.

Gerardo Celasco es casi un jugador retirado, que no ha estado disponible para los torneos por hallarse dedicado a otra actividad; su capacidad y fuerzas están aún vigentes; otro tanto puede decirse de Julio Fontana y de Hugo Ferreyra cuyas ocupaciones personales le dispensan pocas oportunidades de intervenir pese a la insistencia de la “hinchada”.

El ejemplo de Héctor Lencinas es envidiable, ha estado muy activo éste año sin agachar la cabeza en momento alguno, logrando buenas actuaciones y siendo el jefe responsable de una de las colmenas ajedrecísticas dolorenses : el Taller “Cacho”. Sin duda que un ritmo más sereno de juego, digamos a una hora, le rendiría aún más. Como a tanto veterano sapiente.

Mario Tormey, siempre un paso adelante, ya muy cerca de los mejores; Miguel Galay, Daniel Márquez y Javier Fernández con sensibles mejoras a medida que se juegan más competencias, son ejemplos claros de lo que hace el entrenamiento constante en cualquier actividad.

Antonio Baraglia ha debido distraer su actividad como jugador en vías de que se pueda jugar en equipo, ha organizado, proporcionado la logística, juegos, relojes, auto, contacto con el Municipio. Es un indispensable que, como no podía ser de otra manera, al tener que luchar en soledad contra el viento, se va cansando. Como jugador ha tendo altibajos en éste año.

De Andrés Márquez hemos hablado en recientes oportunidades acerca de su entusiasmo tanto como para aprender él mismo, dedicarse a la enseñanza, a la organización y al arbitraje. No debe descuidar las obligaciones personales, que le son esenciales, para lo cual deberá tratar de no diversificarse tanto, para disponer de tiempo para perfeccionarse en una de las ramas.

El castellense Luis Salerno nos ha representado siempre con ganas de competir y de progresar y de hecho lo ha conseguido con buenos aportes de puntos.

El Maestro Internacional Marino Alejandro Cid aporta cada tanto su presencia pingponera en Mingo’s y hasta llegó a jugar con éxito un torneo hace unos días. ¡Qué falta nos harían sus conocimientos para, por ejemplo, distraer unas horas semanales en clases para jugadores de la 1ª. categoría local! Tómelo como una oferta. Esperamos su respuesta.

Hay muchos otros jugadores que han demostrada una fuerza reconocida pero que, por diversas razones, se encuentran alejados, nombramos a Germán Facio, Fernando Carzolio, Carlos Drake, Matías Arber. Llamarlos a Osvaldo Suárez y Roberto Hagen pareciera exagerar, aunque no tanto en este último caso, ya que aún con problemas físicos, Robertito sigue preparándose. Habría que convencerlos a reaparecer, aunque sea en veteranos.

Manuel Bortolotti ha aportado algo, pero en forma inestable; otros alumnos de la cantera de Celasco han detenido su actuación, motivados quizá en otras actividades de estudio. Hace pocos años escuchamos críticas señalando que ningún alumno de Amura seguía jugando. Alumnos de Heredia Vidal veo uno solo. Alumnos de Lencinas veo varios. Los alumnos de Huguito están en marcha. Lo que más se vé son jugadores de los ’80. Aún se ven activos jugadores de los ’50 (Artiguet) y de los ’60 (Héctor). Roberto sería de los ’40. Parece, pues, una constante. Después de unos años de enseñanza sólo quedan dos o tres gotas de aficionados dedicados a pleno, a veces eso nos pega como suficiente, en vista a la experiencia –triste o no- que los años nos viene arrojando.

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